domingo, 8 de julio de 2007

¿Por qué se toman doce uvas en Nochevieja?

Es una de esas noches del año en las que sabes que el espectáculo está asegurado, ni el niño ni de abuela podrán aburrirse en toda la velada, y es que además de ser una de las noches más mágicas del año son propicias para las sorpresas.
Todo parece que marcha a las mil maravillas, la cena está casi acabada, los comensales bien arreglados y hambrientos para degustar todos los platos que la santa de madre de cada uno ha estado elaborando durante varios días, y aquí comienza el show de Nochevieja. Esa madre que le pide su hija que vigile el pavo que va a pintarse un poquito los morros y a ponerse guapa para la ocasión, cuando de repente el olor ha quemado inunda la casa hasta legar a la pituitaria de la señora que tan felizmente se arreglaba en el baño. Primera sorpresa de la noche: nos quedamos sin cena.
Tras pedir un par de pizzas y calentar algo en el microondas los invitados se sientan alrededor de tales manjares como un apetito terrible y disimulando el dolor de la primera pérdida de la noche. Y claro está, con la poca comida existente el vinito de Nochevieja sube a la cabeza tan pronto como te das cuenta, y a la media hora,ves a tu tío del pueblo subido a la mesa y cantando lo primera que se le venga a la cabeza, un villancico por ejemplo. Segunda sorpresa de la noche: tu casa se transforma en el plató de Factor X, eso si, sin Nuria Roca.
Faltan pocos minutos para las doce, el revuelo es tremendo, gente para aquí para allá, hay quienes nos sentamos para pelar las uvas y dejarlas hechas un adefecio. Y como cada año, ahí están, Ramón García y su capa y la guapa de turno explicando de nuevos el sonido de las campanadas, por Dios, que tan cortitos no somos. Los nervios crecen, la gente se mira y ríen, todos tienen su papelito con sus doce uvas, menos la abuela que empezó hace ya casi más de una hora. ¡Tom! Y comienzan las campanadas, una tras otra vamos engulliendo dicho alimento, muy concentrados y pidiendo nuestros más arduos deseos, hasta que vemos a nuestro cuñado retorcerse en el suelo. Tercera sorpresa de la noche: las uvas asesinas atacan el esófago de algún que otro invitado


Lo que dicen los expertos
¿Y por qué tomamos uvas? La tradición se remonta al siglo XX, a principios de 1900 hubo un gran excedente de uvas y para dar salida a esta cantidad inesperada de la cosecha los agricultores fomentaron la idea de que tomar doce uvas en Nochevieja traía suerte para el año venidero, pero eso sí, la fortuna es para aquel que es capaz de tomar cada uva con su correspondiente campanada

martes, 3 de julio de 2007

Irse de picos pardos

¿Pensáis que estos gatos se han ido de picos pardos? Un poco sí, verdad.
Es una expresión castellana una tanto peculiar y que a más de uno le va a sorprender su origen,por lo menos para mí ha sido una de las más desconocidas. Es una frase que juega con la sonoridad de sus consonantes y que da una especie de ritmo, el movimiento de lo que dicha expresión significa, y es que irse de picos pardos denota irse de fiesta, a pasártelo bomba sin importarte nada de nada. El origen de esta expresión se remonta hasta la Edad Media cuando se les obligaba a las prostitutas a llevar un trozo de tela en su vestido en forma de pico y de un color marrón o pardo. En estos tiempos irse de picos pardos tenía un significado bastante claro, una idea que se ha extendido a lo largo de los siglos y que ha llevado a cabo una clara variación en el significado de dichas palabras.